El reflujo gastroesofágico es un proceso fisiológico que ocurre con elevada frecuencia en el lactante y en el que el contenido del estómago pasa de forma involuntaria y sin esfuerzo al esófago. La mayoría de episodios de reflujo llegan al esófago distal de forma breve y asintomática. Cuando es un reflujo de mayor intensidad suele originar regurgitaciones o en casos más importantes, vómitos.
El reflujo gastroesofágico fisiológico se define como la presencia de 2 o más episodios de regurgitación, 3 o más veces a la semana, en lactantes de entre 3 y 12 semanas, que no presentan otras patologías y sin que se asocien náuseas, hematemesis, apneas, aspiraciones, dificultad para la ganancia de peso y/o la alimentación, irritabilidad mantenida y posturas anómalas. El reflujo fisiológico está presente en como mínimo la mitad de los lactantes, y tiene un pico de incidencia entorno al cuarto mes de vida, disminuyendo progresivamente a una incidencia menor del 10% de los lactantes a partir de los 12 meses de edad.
La enfermedad por reflujo gastroesofágico es el reflujo gastroesofágico que causa síntomas que afectan al día a día del lactante o que causa complicaciones digestivas (esofagitis erosiva) o extradigestivas como bronquitis o apneas, otitis de repetición o anemia.
Tanto el reflujo gastroesofágico fisiológico como la enfermedad por reflujo gastroesofágico comparten el mecanismo fisiopatológico de déficit en el sistema antirreflujo, un sistema que madura con la edad. Influyen en él, factores anatómicos como el esfínter esofágico inferior, con mayores tiempos de relajación, la velocidad de vaciado gástrico que puede ser superior o la resistencia de la mucosa esofágica.
La anamnesis y exploración física suelen ser suficientes para una orientación diagnóstica entre un reflujo gastroesofágico, una enfermedad por reflujo gastroesofágico y otras patologías que puedan tener síntomas similares.
En el caso de un lactante con regurgitaciones, pero en el que no se observen signos de alarma, con una ingesta y un crecimiento correctos, podemos catalogar los síntomas del reflujo fisiológico sin ser necesaria la realización de exploraciones complementarias. Los principales signos de alarma que nos deben hacer pensar en el diagnóstico diferencial de una enfermedad por reflujo gastroesofágico y otras patologías son: vómitos biliosos, sangrado digestivo, diarreas, pérdida de peso, alteraciones en el neurodesarrollo, micro o macrocefalia, convulsiones, vómitos en escopetazo, atragantamiento y episodio de apnea con la ingesta, alteración del nivel de conciencia, sospecha de infección, distensión abdominal importante o sospecha de síndrome genético.
La pHmetría-impedanciometría múltiple intraluminal es la prueba de elección para el estudio de la enfermedad por reflujo gastroesofágico con manifestaciones extradigestivas.
La endoscopia digestiva alta con realización de biopsias es la prueba de elección para el diagnóstico de la esofagitis causada por el reflujo y sus complicaciones.
El tratamiento del reflujo gastroesofágico fisiológico suele basarse en medidas no farmacológicas relacionadas con la alimentación y las posturas, explicando a la familia el carácter benigno de esta entidad y la tendencia a resolverse espontáneamente en unas pocas semanas.
En la enfermedad por reflujo gastroesofágico actualmente el tratamiento de elección son los inhibidores de la bomba de protones (IBP).
Medidas posturales
Mantener al lactante en una posición en la que la cabeza esté con unos 30 grados de elevación respecto al resto del cuerpo suele aliviar los síntomas de reflujo.
Medidas dietéticas
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