alimentación
Habitualmente son niños que tienen una herencia atópica por parte de uno o ambos progenitores y que entran en contacto con sustancias que actúan como alérgenos, teniendo lugar la respuesta inmunológica alterada que estimula la respuesta humoral con elevados niveles de inmunoglobulina E.
En Pediatría las manifestaciones clínicas suelen iniciarse como alergia alimentaria, siendo la más característica la alergia a proteínas de leche de vaca. Posterior o de forma simultánea a la alergia alimentaria aparecerá dermatitis atópica, le seguirán los sibilantes y posteriormente la rinitis o rinoconjuntivitis. En la edad escolar será asma bronquial y otras manifestaciones como urticaria crónica.
El mecanismo por el que se produce una APLV puede ser complejo, interviniendo los mecanismos inmunológicos IgE mediados, no IgE mediados y mixtos. Los factores de riesgo ligados a condiciones genéticas como la marcha atópica o la predisposición a sensibilización alérgica están asociados a la APLV IgE mediada, ya que comparten la explicación fisiopatológica. Sin embargo, no se ha podido establecer claramente la relación entre el antecedente de marcha atópica atopia -personal o familiar- y la APLV no IgE mediada.
En el momento actual, no se conoce ninguna medida de prevención eficaz de la alergia alimentaria en pacientes con marcha atópica. No parecen influir las modificaciones de la alimentación de la madre durante el embarazo o la lactancia, en cuanto a restricción de algunos alimentos o la suplementación con sustancias como la vitamina D o los ácidos grasos poliinsaturados.
Tampoco arrojan gran evidencia en la prevención, el uso de fórmulas hidrolizadas en lactantes de riesgo, así como tampoco el uso de probióticos o prebióticos. Necesitaremos más estudios para poder hacer recomendaciones más precisas en este sentido.
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